En 1937, una grave epidemia de poliomielitis azotó Estados Unidos, lisiando o paralizando de forma severa a algunos niños infectados. A lo largo del país, se cerraron parques infantiles, piscinas y espacios públicos en los que se reunían los pequeños. Las estadísticas de aquel entonces no ofrecen dudas sobre la importancia de la radio como fuente de información y de entretenimiento de los estadounidenses: más del 80% de los hogares disponían de al menos un aparato, aunque el medio era menos utilizado en las casas del sur del país, en las áreas rurales y entre los negros. En Chicago, siete emisoras de radio, supervisadas por expertos en educación y profesores, crearon programas radiofónicos para que los niños recibieran lecciones a través de este medio. El 13 de septiembre se produjo la primera clase y fueron los periódicos locales, muy implantados en Estados Unidos, los que publicaban cada mañana los horarios de emisión de los programas.
Los lunes, miércoles y viernes se impartían clases de ciencias sociales y ciencias; los martes, jueves y sábados las emisiones se dedicaban a lenguaje y matemáticas. Las clases solían ser muy breves, tan solo 15 minutos, y se planteaban preguntas sencillas, tras las cuales se asignaban deberes a los niños. El estilo de los programas se asemejaba al de la radio comercial. Los alumnos presentaban los trabajos y volvían a examinarse cuando las escuelas abrían de nuevo. La medida se tomó cuando la Junta de Salud de Chicago decidió posponer el comienzo de las clases por los terribles datos de agosto, que registró 109 contagios en la ciudad. En el proyecto, participaron alrededor de 315.000 niños de 3º a 8º curso.
Desde su inicio, el programa contó con 16 profesores que atendían las llamadas de los padres en la Oficina Central del distrito escolar, número que aumentó a 21 después de la avalancha de más de 1.000 llamadas registradas el primer día del nuevo curso. Como sucede con cualquier método novedoso, el programa planteaba dudas como la imposibilidad de realizar preguntas en el momento y la necesidad de una mayor participación de los padres, pero las reseñas de prensa de aquel tiempo, en general, fueron positivas. Aunque el programa no superó las tres semanas, dio lugar a colaboraciones entre las escuelas públicas de Chicago y las emisoras de radio y se creó el Chicago Radio Council. Este organismo produjo programas de radio para menores, transmitió conferencias educativas y completó los planes de estudios de cada curso. Todo esto, produjo un aumento de la afición de los niños por la radio y de su participación en todo tipo de programas radiofónicos.
La vacuna de la poliomielitis fue creada en 1955 por Jonas Salk, microbiólogo neoyorkino de origen judío y ruso, que permaneció 8 años investigando hasta encontrar la cura. En 1947, la Fundación Nacional estadounidense para la Parálisis Infantil le había encargado buscar una manera de detener la enfermedad, que se había convertido en un problema de salud pública. La primera vacuna era inyectable y estaba basada en las tres variedades del virus cultivadas en tejidos de mono e inactivados posteriormente en formol. Las personas vacunadas no desarrollaban la enfermedad, pero seguían siendo portadoras del virus, que podían propagar a través de las heces y la saliva. Todos los que probaron la vacuna generaron anticuerpos contra la poliomielitis y no enfermaron.
En la primera prueba participaron el propio Salk, su mujer y sus tres hijos. En 1953, la revista Journal of the American Medical Association publicó el descubrimiento. Tras esta primera prueba, Salk inició un ensayo clínico a gran escala en el que participaron 2 millones de niños. Los resultados probaron que la vacuna era efectiva y segura. La vacunación masiva comenzó rápidamente y Salk se convirtió en un héroe nacional que no quiso patentar su hallazgo porque no quería beneficios económicos, sino que la vacuna fuera accesible al resto del mundo.
Dos años después, otro virólogo estadounidense, Albert Sabin, desarrolló una vacuna aún más eficaz que se administraba en forma de jarabe. Como Salk, Sabin se negó a patentar su vacuna. El último caso en el continente americano se produjo en 1991, en Perú, y en Europa se erradicó en 2002. En España no se registran casos desde 1989. No fue hasta 2014 que la enfermedad se declaró erradicada en India. Pero el virus continúa siendo un problema grave en países en guerra o inmersos en conflictos violentos, donde no es sencillo emprender campañas de vacunación. Por esta razón, la enfermedad aún es endémica en Afganistán, Pakistán y Nigeria, y en el cuerno de África y en Oriente Medio están apareciendo casos.
Eduardo Luis Junquera Cubiles.